Los recursos informáticos, ¿realmente están a favor o en contra de la empresa?

No son pocas ocasiones en las que me encuentro con que una empresa en sí está mucho más adelantada que sus recursos informáticos. Veamos algunos ejemplos:

  • La empresa tiene la necesidad de renovar su parque computacional, pues el existente ya presenta diversas fallas que están lacerando su economía. Y, sin embargo, sigue usando viejos sistemas operativos y programas. Daño potencial: La empresa, aunque está comprando equipo nuevo, en realidad es una quimera, pues no lo está explotando por el uso de viejos sistemas operativos o programas.
  • La empresa requiere de una actualización de sus sistemas operativos para operar nuevas aplicaciones o programas que le permitirán mayor productividad. Sin embargo, no se pueden hacer cambios en los sistemas operativos porque existe una gran cantidad de viejos programas que no funcionarían en una nueva versión. Daño potencial: La empresa no puede poner sus ojos en la actualización operativa por métodos informáticos, lo cual podría llevarle a una falta de competitividad.
    • Otra versión del punto anterior, es que no se puede hacer un cambio de sistemas operativos porque se posee viejo hardware que no posee controladores o drivers diseñados para trabajar en los modernos sistemas operativos. Daño potencial: Ídem.
    • Una versión adicional del citado punto es que se tienen programas o aplicaciones hechas a la medida, cuyo programador no dejó documentación o código fuente y que es prácticamente imposible de modificar. Su funcionamiento está acotado a ciertas configuraciones y versiones de sistemas operativos. Muchos de estos programas tienen funcionalidades clave para la empresa (inventarios, finanzas, recursos humanos, controles, etcétera) que no pueden, simplemente, deshabilitarse y que, por ende, fuerzan a que no se puedan actualizar los sistemas (al menos, hasta que se haga alguna nueva versión de semejante programa). Daño potencial: El daño inició cuando las reglas de desarrollo de un programa no fueron claras, y se permitió que el (o los) desarrollador(es) se deshicieran del código fuente o que no se hiciera documentación. A lo anterior se le agrega un ibídem respecto al daño potencial originalmente indicado.
  • La empresa requiere de una actualización de todo el parque computacional, pero no puede actualizar los sistemas operativos o el software por resistencia de los usuarios. Esta situación es más común de lo que se cree, particularmente proveniente de usuarios que no tienen mucho conocimiento o afinidad con la tecnología. Así pues, se permanece con el software que los usuarios conocen para evitar actos de sabotaje con la actualización de los sistemas. Daño potencial: Nuevamente, dispendio de recursos y una enorme posibilidad de perder paulatinamente la competitividad por no poder actualizar los procesos internos.
Los anteriores, y muchos más, son puntos que tienen un impacto directo con la productividad y competitividad de la empresa. Los recursos informáticos están facultados para impulsar el avance y requerimientos de la empresa, así como facilitar en lo posible los procesos internos. En el mismo instante que los recursos informáticos no cumplen con semejante condición, se convierten en un lastre para la empresa y, por ende, el área de informática será el primer receptor de recortes presupuestales. La falta de competitividad interna del área de informática puede deberse a varios factores:
  • Fuertes limitaciones en los presupuestos.
  • Fuertes limitaciones en la capacidad de decisión.
  • Serias limitaciones en la funcionalidad de la empresa (es decir, que no se le involucre en lo relacionado a ventas, comercialización, finanzas, etcétera).
  • Poca o nula capacidad para presentar proyectos de reestructuración y modernización tecnológica.
  • Cotos de poder.
  • Falta de integración con la visión y misión de la empresa.
Es MUY curioso que, en general, los usuarios en los hogares tengan sistemas operativos y equipos de cómputo más modernos que los que se utilizan en las empresas u oficinas en general. Hay algunos rasgos que evidencian un posible retraso en los recursos informáticos de la oficina:
  • Si el sistema operativo con el que se cuenta es de 2 o más generaciones atrás.
  • Si la empresa se mueve, primordialmente, por manipular hojas de cálculo.
  • Si en cada nueva compra de equipo de cómputo NO HAY reducción en el consumo de energía (esto último propiciado porque viejos programas en general no se integran con las tecnologías de ahorro de energía presentes en modernos equipos de cómputo).
  • Si el hardware en general con el que se cuenta requiere de frecuentes reparaciones (y cada vez más costosas porque es más difícil conseguir refacciones).
Ciertamente, es importante dar una revisada a profundidad de los sistemas de cómputo existentes y hacer fuertes proyectos de actualización pensados al menos para cada lustro. Una computadora con más de 5 años, aunque puede parecer un suceso, en realidad se convierte en un lastre para el resto de la empresa, pues la imposibilidad de hacer actualizaciones encarece su funcionamiento y echa por tierra los procesos de eficiencia en la productividad. Con la velocidad en los cambios actuales, cinco años es un período adecuado para pensar en renovaciones integrales que propendan a la mejora funcional de la empresa. Claro está que las renovaciones integrales normalmente requieren de algunos procesos de capacitación y actualización del personal (que, siempre, tendrá alguna resistencia al cambio, pero si una empresa no se adecua al cambio, nuevamente, pone su competitividad en riesgo), pero es algo muy recomendable para mantener a la empresa a la vanguardia en competitividad. 

En la actualidad, y sin importar el tamaño de la empresa, ciertamente los recursos informáticos están fuertemente involucrados en su capacidad de adaptarse a los vertiginosos cambios modernos. No permita que los recursos informáticos se conviertan en el lastre de la empresa. Será muy importante revisar con qué se cuenta, y qué en realidad se requiere para mirar al futuro con modernidad, y no vivir en el pasado pensando que se puede apuntar al futuro. NO BASTA con la compra de equipo nuevo, también se tiene que renovar el software. No se deje llevar por la idea que comprar máquinas nuevas le resolverá el problema. El punto es más profundo que ello: Hardware y software son una simbiosis que necesita caminar en conjunto. Un hardware viejo difícilmente ejecutará adecuadamente software nuevo, y viceversa. Procure que la tecnología impulse a la empresa y no que la malogre. Involucrar al área de TI en los procesos productivos de la empresa puede ayudar mucho a que se adapte mejor a los requerimientos y, por ende, a proponer mejores inversiones en este campo. ¡Nos seguimos leyendo!

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