Un estúpido rápido

En más de una ocasión me he referido (ante el estupor de algunas personas) a las computadoras como "estúpidos rápidos". Y, bueno, hacerlo así rompe un tanto el encanto de esos dispositivos tan, pero tan ampliamente presentes en nuestra vida diaria (en cualquiera de sus personificaciones: desde minúsculos aparatos, hasta celulares, tabletas, portátiles, grandiosos equipos de juego y súper computadoras).

Y es que es cierto: Las computadoras tienen una muy limitada capacidad de hacer cosas. De hecho, no son capaces de hacer algo si no se los ha programado alguien (es decir, algún programador). El gran problema que enfrentan los programadores no se concentra en la complejidad de las computadoras, sino en su abyecta simplicidad.

Curiosamente, me encontré con una publicación de William Kent llamada "Data and Reality: A Timeless Perspective on Perceiving and Managing Information in Our Imprecise World, 3rd Edition", que es un libro original de 1979, pero que en su tercera edición publicada en 2012 tiene una interesante cita que reza:

"Lo que hace que las computadoras sean tan difíciles de manejar no es su complejidad, sino su absoluta simplicidad. [...] La real mística detrás de las computadoras es cómo alguien puede obtener un comportamiento tan elaborado a partir de semejantes capacidades básicas. El arte de la programación de computadoras es algo similar al arte de lograr que un imbécil juegue bridge o que llene su declaración de impuestos por sí mismo. Puede hacerse, siempre y cuando Usted sepa cómo explotar los talentos limitados del imbécil, y esté dispuesto a profesar una enorme paciencia con su incapacidad de realizar las más simples deducciones de sentido común por sí mismo."

A pesar que, con el tiempo, a las computadoras se les han agregado una serie de funcionalidades que permiten hacer las cosas con mayor rapidez, ciertamente una computadora es incapaz de discernir más allá de lo que un programador le haya enseñado. En gran medida, los medios otorgados a una computadora permiten que semejantes procesos lógicos y matemáticos se realicen cada vez más rápido (¿más rápido? bueno, más o menos), pero cada programa depende significativamente de que el usuario o el entorno que le rodea cumpla con cuestiones básicas, y confía plenamente en que el Usuario se haya asegurado del adecuado funcionamiento. Si algo falla, lo más seguro es que alguna condición no se cumplió o que el programa no fue adecuadamente afinado para prever determinadas situaciones. Es como el caso de un automóvil, si se vira el volante a la derecha, el automóvil virará a la derecha. A menos que cuente con algún tipo de dispositivo analizador, el automóvil jamás pondrá en tela de juicio la decisión del conductor de ir a la derecha (sin importar si a la derecha continúa el camino, o hay algún muro u objeto contra el que pueda chocar).

Así, cabe hacer notar que las computadoras y su grado de éxito normalmente van de la mano con la capacidad del programador (o del usuario) para manejar sus simplistas capacidades. Aquello de "cuál es la mejor computadora" o "cuál es el mejor programa" no se aplica, y en sentido estricto, tampoco existe. La mejor computadora y el mejor programa siempre será aquél que mejor se adapte a las capacidades y destrezas del usuario. Por el grado actual de avance, dudo que pronto tengamos algo más que estúpidos rápidos frente a nosotros. Así que a elegir la máquina y el programa que mejor se nos adapte. :) Digan lo que digan. ¡Nos seguimos leyendo!